ESTILO DE VIDA SALUDABLE Y SALUD MENTAL

Cuidar de la salud mental en todas las etapas de nuestra vida es fundamental, ya que incide tanto en la salud física, emocional y social. Las herramientas psicológicas que tenemos para vivir el día a día definen, en gran medida, nuestra salud mental. 

¿Qué es la salud mental? Según la OMS, es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad.

La salud mental puede ser un tema muy ambiguo para las personas, por ejemplo, algunas la asocian con no tener enfermedades mentales y otras con ser felices permanentemente. La realidad es que, a lo largo de la historia, este concepto ha tenido muchas transformaciones. En la actualidad, se asume como una capacidad individual y social que todos tenemos para afrontar los retos de nuestra vida cotidiana con buena disposición anímica.

No se reduce a un solo estado de ánimo, como la felicidad, por lo que es necesario reforzar el bienestar mental con un componente muy importante: los hábitos.

¿Qué es un hábito? Es un comportamiento que repetimos en la cotidianidad bajo condiciones similares. Los seres humanos convertimos estas conductas en algo automático, en una respuesta del cerebro que aparece siempre ante un estímulo.

Los hábitos se pueden aprender, modificar o desaprender de acuerdo con qué tan positivos o adecuados sean para nuestras vidas. Para conseguirlo es importante la repetición diaria, mientras más se emplee la acción, más rápido se crea la rutina.

HABITOS SALUDABLES QUE PROMUEVEN UNA BUENA SALUD MENTAL

Una buena costumbre, desde la perspectiva psicológica, es aquella que nos permita responder de una manera que alivie nuestra carga emocional y que nos genere sensaciones positivas. A continuación, te dejamos algunas costumbres importantes para nuestra salud mental.

Descansa muy bien: dormir de siete a ocho horas al día te ayuda a mantener niveles óptimos de rendimiento físico y psicológico. Además, evita exponerte a problemas como la fatiga mental, el estrés o la ansiedad.

Aliméntate de manera sana y equilibrada: con proteínas, verduras, frutas y legumbres que mantengan activa tu mente.

Ejercítate: un cuerpo saludable responde mejor a los retos emocionales.

Expresa las emociones y comunícalas: evita retener lo que sentís. Es importante tener una adecuada externalización o verbalización de las molestias para que sepas que a tu alrededor contas con apoyo y acompañamiento para asumir los retos.

Descubrí nuevos contenidos: música, programas, películas y prácticas que te ayuden a sentirte relajado y en paz. Emplea un espacio diario en estas actividades para liberar las emociones negativas y canalizar la tranquilidad.

Organiza tu tiempo: en ocasiones, sentir que el día no te va a alcanzar para cumplir con tus responsabilidades es un gran desencadenante de la ansiedad. Una buena opción para solucionarlo es acostumbrarte a llevar una agenda en la que anotes tus actividades diarias para que sepas con cuánto tiempo contas y cómo distribuirlo para darle un break a la mente.

Fortalece relaciones sanas: sea en un entorno familiar, laboral, de pareja o social es importante que cuentes con círculos de apoyo en los cuales compartas experiencias y te sientas acompañado. Dedicarles tiempo a estas esferas fomenta tu capacidad comunicativa, de resolución de conflictos y tu empatía.

Pide ayuda profesional cuando la necesites: consultar a un profesional en salud mental te abre las puertas para alcanzar tus objetivos emocionales y cuidar tu bienestar. Aceptar que necesitas ayuda es fundamental.

Una vida saludable tiene que ver con las condiciones en que vivimos, cómo nos alimentamos, lo que nos gusta hacer, los hábitos, los vínculos interpersonales, los cuidados y el disfrute del cuerpo y sexualidad. Tene presente que tu salud física complementa tu salud emocional, por eso te invitamos a practicar estos hábitos saludables, tu cuerpo y mente te lo van a agradecer.