CLAVES PARA LLEVAR UN VERANO SALUDABLE

Pensamos en verano y se nos viene a la cabeza: pileta, rio, lagos, mar, vacaciones, helados, jugos, gaseosas, aperitivos, cerveza, asado, budines, sándwiches …, ante esto hay 3 tipos de comportamientos: el descontrol, la restricción o la flexibilidad.

Descontrol: tiene lugar cuando existe una falta de planificación a la hora de hacer las compras y plantear los menús de la semana. Se tiende a la improvisación, se consume alimentos de baja calidad nutricional como alcohol, helados, jugos, gaseosas y fritos de forma frecuente. Cualquier momento es bueno para festejar con este tipo de comida y bebida, la actividad física destaca por su ausencia, no hay horarios establecidos.

Restricción: caracterizada por una mentalidad de dieta, se evita cualquier tipo de salida que conlleve comer fuera de casa. Cuando esto tiene lugar, se tiende a comer diferente al resto.

Pensar en las comidas genera estrés, se llevan a cabo conductas compensatorias los días previos y siguientes a un exceso en la ingesta, también conllevar a una pérdida de control en la ingesta y remordimientos. Algo que no contribuye a una relación sana con la comida y, por lo tanto, queda totalmente fuera del contexto de estilo de vida saludable.

Flexibilidad:  Existe una planificación de las comidas y elecciones previas. En casa no hay alimentos de baja calidad nutricional (helados, alcohol, fritos, etc.) pero sí tiene lugar un consumo esporádico cuando realmente se considera que es la ocasión. Disfrutando no solo del alimento sino del entorno (vacaciones, amigos, familia). Los horarios, aunque son más flexibles, sí están estructurados y se presta atención al descanso y la actividad física.


PERO SEAMOS REALISTAS, EL VERANO ES UN DESCONTROL:

Cambios en la jornada laboral, estudiantes sin horarios, peor calidad y cantidad de sueño (se suele trasnochar), desorganización a la hora de planificar las comidas semanales, está claro el verano lo cambia prácticamente todo. Sin embargo, podemos preverlo y anticipar muchas de nuestras elecciones.


En este punto, es importante preguntarse lo siguiente: “¿Qué cambios tienen lugar durante el verano? (rutinas, horarios, costumbres, alimentación, etc.) y, ¿qué obstáculos percibimos para mantener los hábitos saludables en verano? Si estamos atentos a esto ya no son imprevistos, lo estamos contemplando previamente.



RECOMENDACIONES PARA SER FLEXIBLES Y DISFRUTAR DEL VERANO:

• Tené presente todos los eventos que vayas a tener (viajes, cenas, comidas, celebraciones, asados, etc.), la actividad física programada y en el caso de elaborar el menú en casa, también es importante la planificación.

• Incluye siempre una gran porción de verduras en tus platos principales. Crudas o cocinadas, junto con fuentes proteicas de calidad, de origen animal (carne, pescado, huevos, quesos magros) y/o vegetal (legumbres).

• Como postre, prioriza la fruta entera. Pero tampoco renuncies a un helado esporádicamente.

• Asegura un correcto estado de hidratación durante todo el día. Lleva siempre a mano agua.

• Establece horarios en las comidas principales que no se alejen mucho de la rutina habitual.

• Mastica tranquilamente, come despacio y de forma consciente.

• Hidrátate, como mínimo toma 2 y ½ de agua todos los días.

• Evita la compra de fritos, helados, refrescos, alcohol y alimentos pobres en nutrientes (pizzas, carnes procesadas, productos de panadería, golosinas), dejándolos para un consumo ocasional más ligado al ocio, vida social y celebraciones. Si un día te apetece mucho, compras un formato individual, no pasa nada, el problema es cuando lo tenemos en casa, su consumo tiende a ser habitual.

• Planifica la actividad física: caminar, correr, nadar, remar, bici …

• Tene presente llevar una rutina de sueño (suma 8 horas al día).


¿PREPARADO PARA UN VERANO FLEXIBLE Y SALUDABLE?