LA ACTIVIDAD FISICA Y SU RELACION CON LA PREVENCION DEL CANCER

Categoría: Hábitos Saludables

Hoy se reconoce la existencia de una multiplicidad de mecanismos biológicos que se combinan para transformar células sanas en tumores malignos. La comunidad científica realiza esfuerzos para dilucidar de qué manera y en qué medida la relación insulina/glucosa, la función inmunológica, la inflamación, las hormonas sexuales, el estrés oxidativo, los genes, entre otros, pueden incidir sobre esta enfermedad.

Algunos estudios, aunque no todos, han relacionado a la actividad física con la disminución de la velocidad de crecimiento de algunos tumores. También se sabe que la vida activa y la actividad física sistemática, reducen el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer entre los cuales se encuentran el cáncer de mama, colon, riñón, vejiga, esófago y estómago.

Minimizar el tiempo sedente (sentado o recostado, fuera de las horas de sueño), podría tener impacto sobre la prevención del cáncer de útero, colon y pulmón. Además, la realización de actividad física, aun después de recibir el diagnóstico de padecer la enfermedad, podría tener efectos positivos sobre el pronóstico, la sobrevivencia y la calidad de vida. Los profesionales de la salud y las personas que cursan la enfermedad deberán considerar las mejores condiciones para la práctica, pero salvo contraindicación formal (cosa que ocurre en muy pocos casos), todas las personas se benefician de un programa de actividad física y vida activa.

Un hallazgo relativamente reciente que vale la pena resaltar, es la acción sinérgica entre terapia farmacológica y actividad física regular y sistemática, combinación potenciadora de los beneficios, que mejora el curso de la enfermedad.

Sin embargo, se debe ser cuidadoso al realizar actividad física dado que se ha documentado la aparición de melanoma en personas que se exponen sistemáticamente al sol mientras la realizan. Lo cual, refuerza la idea de que la actividad debe realizarse de forma segura y tomando los cuidados necesarios. En este punto, conviene resaltar que en realidad lo que produce el cáncer de piel no es la realización de actividad física, sino el hecho mismo de exponerse al sol mientras se la practica.

Hoy en día, también se conoce que la actividad física, además de jugar un rol importante de forma directa en la prevención de tumores, mejora otros factores indirectos asociados al riesgo de cáncer, como son la obesidad y la alta adiposidad. Es muy conocida la relación entre el nivel de actividad física y el control del peso corporal.


Algunas variables a tener en cuenta sobre la actividad física

Existe una relación dosis-respuesta entre actividad física y riesgo de cáncer, por tanto, a priori, se puede afirmar que más actividad, menos riesgo, al menos, en la mayoría de los cánceres. La actividad física que se realiza en el tiempo libre (Por ejemplo: entrenamiento, acondicionamiento físico, mejoramiento de la fuerza muscular y la resistencia aeróbica) y la energía que se gasta a través de la jornada laboral, tienen la mayor influencia sobre el riesgo de desarrollar cáncer.

La cantidad de actividad realizada durante el día (puede ser estimada en tiempo, distancia y/o en energía gastada por la actividad) responde también al concepto de dosis-respuesta, con lo cual, más allá de algunos detalles, a mayor energía gastada por actividad física, menor riesgo. Aunque faltan estudios al respecto, la recomendación de 150-300 minutos de actividad física por semana, parece ser suficiente para disminuir las chances de desarrollar algún tipo de cáncer. Es una buena motivación para aumentar significativamente el gasto de energía por cualquier medio.

Es importante también tener en cuenta la intensidad a la cual se realiza (intensidad puede entenderse como el nivel de exigencia y/o cuán cerca estoy de mi máxima capacidad). Todo indica que intensidad moderada-vigorosa (cansadora pero que se puede sostener largos minutos), sería la indicada para prevenir este tipo de enfermedades. Hilando un poco más fino, diferentes intensidades se asocian con la prevención de diferentes tipos de cáncer, pero en términos generales, la franja moderada a vigorosa es la más adecuada.

En la prevención también influye la historia de vida. Es así que tener antecedentes de haber realizado actividad física en el pasado no es despreciable, pero siempre la actividad del presente tiene un peso relativo mucho más elevado. Entonces, haber sido activo es muy bueno, pero serlo actualmente es mucho mejor.

Finalmente, es importante hablar de actividad física, pero no menos importante es hablar de tiempo sedentario. Los estudios más recientes, confirman que el tiempo que permanecemos quietos aumenta el riesgo de padecer cáncer, esto varía según sea el tipo de cáncer que se considere.

Entonces, realizar actividad física regular y sistemática, moverse en el trabajo y romper el sedentarismo del tiempo libre, son estrategias largamente probadas para disminuir, si esto fuese posible, el riesgo de desarrollar esta enfermedad, y si ya se padece, mejorar enormemente la calidad de vida.


AUTOR: DR. GABRIEL TARDUCCI