LA SALUD DE LAS MUJERES TRABAJADORAS

Categoría: Hábitos Saludables

8 DE MARZO – «DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER »

En las últimas décadas se puede ver que la participación de las mujeres en el mercado laboral se ha incrementado, aunque muchas veces el fantasma de las desigualdades de género sigue presente, generando un deterioro de la salud de las mujeres trabajadoras. Para lograr un ámbito de trabajo saludable es importante considerar las diferencias de sexo y las desigualdades de género.

Diferencias de sexo: refiere a las diferencias biológicas de mujeres y hombres.

Desigualdades de género: refiere a las diferencias socialmente construidas entre hombres y mujeres, que son evitables y, en la mayoría de los casos, injustos para las mujeres, debido a las relaciones de poder asimétricas.

Dichas diferencias afectan también los riesgos que se enfrentan en el espacio laboral, en especial para las mujeres ya que estas diferencias no son reconocidas en las prácticas de salud y seguridad, y con frecuencia se subestiman las cargas de trabajo y sus efectos. El mercado laboral se caracteriza por una profunda segregación de género, que lleva a que correspondan a las mujeres los puestos menos cualificados, mayor inestabilidad laboral, peores salarios,  más acoso moral, sexual y además, las mujeres están expuestas a la doble presencia.

El trabajo para ellas generalmente es más monótono y con menos perspectivas de promoción y crecimiento profesional. Este rasgo del empleo femenino se asocia a un amplio grupo de trastornos de salud ligados al estrés, que van desde la ansiedad y la depresión a las enfermedades cardiovasculares.

Además, se suma la dificultad de conciliar vida laboral y familiar y se afronta la doble jornada con mayor sobrecarga. Se ha concluido en varios estudios que las mujeres que trabajan afuera del hogar tienen mejor estado de salud que las amas de casa, pero con estilos de vida más insalubres (tabaco, tóxicos, sedentarismo, mal nutrición, menos tiempo de ocio) con aumento de riesgos de enfermedades que reducen la esperanza de vida, aumento de accidentes y enfermedades profesionales.

Existen contradicciones en el abordaje de la relación entre el conflicto trabajo- familia-salud. Algunos autores plantean la hipótesis de la escasez de recursos, la cual sostiene que los individuos tienen una cantidad limitada de energía y tiempo que no les permite cumplir con todas las obligaciones y exigencias de cada rol, en contraposición con la hipótesis de suficiencia, la que propone que la actividad en distintos roles puede aumentar su reservorio de energía. Quienes apoyan la hipótesis de escasez de recursos, tienden a confirmar que el desempeño de roles múltiples afecta en forma negativa la salud física y mental, los que defienden la hipótesis de suficiencia de recursos, hallan que el desempeño de roles múltiples incrementa el potencial físico, estimula y mejora la autoestima y brinda fuentes de apoyo y estatus.

Los conflictos generados por los roles laborales y familiares afectan el bienestar individual, el familiar y el organizacional en cuanto a la salud física y mental. Las interferencias trabajo-flia se asocian a depresión, hipertensión arterial, desórdenes de la ansiedad y el humor y abuso de sustancias.

También se ha hallado que el apoyo recibido por la trabajadora en la institución como en la familia, aumenta la sensación de bienestar, y la satisfacción en el trabajo y el hogar, disminuyendo los síntomas notificados previamente, en especial ansiedad y depresión.

Es importante fomentar políticas que favorezcan la entrada de mujeres en el mercado laboral, pero tienen que estar acompañada de otras que concilien la vida laboral y familiar.

Se tendrían que diseñar programas de intervención dirigidos a mejorar la relación trabajo-flia, identificando los elementos gratificantes y las interferencias para mejorar la salud y calidad de vida de las mujeres trabajadoras (enfermedades mentales, cardiovasculares, respiratorias, de la piel, musculo esqueléticas, cáncer, consumo tóxico, obesidad). Deberían aumentarse los recursos comunitarios para el cuidado de personas dependientes de la trabajadora (ejemplo: hijos, ancianos).

Tenemos que seguir avanzando en una prevención con perspectiva de género.

Autora: Dra. Edith Liliana Torres.